Hace ya más de dos años publiqué una recopilación de anécdotas en el cine que saqué de Forocoches. Un día, tras ver como nuestro colabora...

Anécdotas en el autobús


Hace ya más de dos años publiqué una recopilación de anécdotas en el cine que saqué de Forocoches. Un día, tras ver como nuestro colaborador Ini escribía en su muro de Facebook una de estas experiencias rocambolescas que le pasó en el autobús pensé que podríamos hacer una recopilación de las anécdotas más curiosas que nos hubieran pasado en este miedo de transporte, odiado y amado a partes iguales.

Nos gustaría que nos dejárais las vuestras en los comentarios de esta entrada para que así todos seamos partícipes de las "aventuras" de otros. Que empiece la ronda de anécdotas:
Ini: Un hombre mayor se montó en el bus dando zapatazos. Tras ello se dirigió a una de las puertas de salida y empezó a dar golpes en la ventana. En ese momento el bus pasó por un supermercado “El Jamón”, lo cual desencadenó en el cerebro del buen hombre una serie de catastróficas desdichas cortocircuitos que le hizo gritar de pronto: “¡MAMÓN, SUPERMERCADOS EL JAMÓN!” y acto seguido se puso a gritar como un cerdo: “UIIIIII UIIIIII!!!”. Tras esto se bajó del bus. Cabe resaltar que todo esto ocurrió en el transcurso de tan solo 2 paradas. Fue corto pero intenso.

johnotto: Un día volvía en el autobús con un amigo de jugar un partido de fútbol con algunos colegas que vivían en otro barrio. El autobús iba lleno de gente. Mi amigo y yo nos encontrábamos en la parte de alante mirando hacia el fondo. De pronto, de entre la masa de gente se alzó una mano que llegó hasta la parte de arriba de una de las puertas de salida. No me creía lo que acababa de ver. Algún lumbreras había pulsado en la pegatina que, en los autobuses de Sevilla, está colocada encima de las puertas de salida indicando que para solicitar parada hay que pulsar el botón de STOP, colocado en las barras que hay para que la gente se sujete y que están por todo el interior del autobús. ¿A quién se le ocurriría poner ese botón en un sitio tan inaccesible?

Ini: En un bus repleto de gente hasta arriba cual metro de Japón, el dorso de la mano de un señor mayor, acabó casualmente en mi paquete. Pensando que había sido mera casualidad (inocente de mi…) me giré y me puse en otra posición. De repente, OH SORPRESA, la mano del “buen” señor, en un giro inesperado de los acontecimientos, acabó de nuevo sobre mi paquete. Lo miré con cara “I wanna kill you, maaan!” y me quité de su lado forever and ever. Cuando llegué a casa me duché porque me sentía sucio.

Ini: Hace ya casi una década, servidor trabajaba como comercial de videojuegos en Carrefour. Por lo general uno se viste y desviste en el mismo Carrefour, pero un día me dio por salir e irme vestido a casa (llámalo descuido, o llámalo vagueza). Al poco de esperar en la parada al bus, llegó un hombre al que conocía de vista de otras veces y del cual sospechaba que no andaba el pobre en todas sus facultades mentales. Al darse cuenta de mi vestimenta, se produjo esta extraña conversación que quedará grabada a fuego en mi memoria:

- Hombre: “¿Qué trabajas en Carrefour?
- Yo: …….Sí
- Hombre: “Ammm…… Es que… he hecho una cosa allí”
- Yo: …
- Hombre: “He robado unos pasteles.”
- Yo: Ammmm…
- Hombre: “¿Qué puedo hacer?”
- Yo: Pues mira… ve a devolverlos. Lo explicas lo que has hecho y que te sientes arrepentido y les pides disculpas.
Abre la bolsa y los pasteles están medio comidos todos. Al verlos prosigo:
- Yo: Ah, pero si te los has comido…. Ya mejor no digas nada, no vuelvas a hacerlo y ya está.
- Hombre: “Yo es que tengo un problema. Hago cosas… ¡y luego me siento mal!”
- Yo: Eso se llama “remordimientos”.

En ese momento apareció el bus y me despedí de él. Me lo he vuelto muchas veces más después, pero por suerte no me ha reconocido. Cada vez que veo pasteles me acuerdo de él.

johnotto: Un día volvía del centro de la ciudad con un amigo en autobús. Al ser la última parada del trayecto lo normal es que el autobús esté parado durante 10 o 15 minutos antes de volver a ponerse en marcha. Cuando está a punto de salir, el conductor pulsa el botón con el que se cierran las puertas. Mi amigo y yo vemos que un señor mayor venía corriendo mientras las puertas se estaban cerrando y, al verse este hombre con la impotencia de que no iba a llegar a tiempo, antes de que se cerraran del todo metió una mano y un pie. Como sabéis las puertas de los autobuses no se cierran completamente, sino que tienen los bordes de goma en el medio de manera que, en el remoto caso de que pase algo así, la persona no se haga daño con las puertas

Pues allí estaba el hombre, con un brazo y un pie atascados con la goma de la puerta. El conductor no se había dado cuenta de nada, por lo que empezó a mover el autobús. Mientras, el pobre hombre empezó a dar saltos con la pierna que le quedaba libre, avanzando a la vez que lo hacía el vehículo hasta que, literalmente, todas las personas que estábamos dentro le gritamos al coductor diciendo que parara. Creo que pocas veces he pasado de la angustia a la risa floja en tan poco tiempo.

Ini: Esperando en una parada de bus, sentado junto a otras dos personas que escuchaban música por sus auriculares, ajenos al mundanal ruido, llegó de pronto un joven con su perro y se plantó delante de nosotros. Me miró fijamente y me dijo algo en voz bajita y en un lenguaje raro (inventado, vamos), repitiendo la acción con los otros dos de mi lado solo moviendo el cuello como un robot. Tras soltarnos la extraña monserga, se dirigió a su perro y le dijo “VAMOS” y se fue como una diva tirando del perro con mucha dignidad. Los tres de la parada nos miramos con cara extraña e hicimos como que no había pasado nada, aunque el único que realmente escuchó el lenguaje “extraterrestre” fui yo, y por lo tanto el único que acabó ligeramente acojonado.

Ini: Un autobús estaba a punto de irse. Cerró la puerta y arrancó. En estas, llegué corriendo y toqué a la puerta y el chófer para mi sorpresa abrió (porque todos sabemos que si es para que entre un compañero chófer, son capaces de parar y abrir hasta en medio de una autovía, pero si es para un usuario, que se coma una mierda bien grande con cuchillo y tenedor). Al subirme lo primero que hago es decirle al chófer “Gracias!!” a lo que el chófer me responde “Muy amable!”. De pronto al empezar a avanzar por el bus, me doy cuenta de que el chófer no ha terminado de decir todo lo que tenía que decirme y prosigue en voz alta: “Muy amable por tu parte eh! Si lo llego a saber no paro y te quedas ahí en la parada con tu porrito!!!” Mi cara de WTF? no tenía precio, pero decidí no replicarle y hacer como si nada. Lo peor de toda esta historia ese que ese chófer con severos problemas de alucinaciones seguirá por ahí llevando a cientos de pasajeros cada día.

johnotto: Una tarde cogí el autobús para ir al centro. Como ya sabréis, algunos autobuses, justo detrás de la cabina del conductor, tienen un asiento individual que está un poco elevado, debido a que está justo encima de la rueda delantera. Pues bien, nada más entrar me di cuenta de algo extraño: en ese asiento, justo detrás del conductor había un hombre con un uniforme de conductor de autobús puesto. Hasta aquí la cosa podría ser lo más normal del mundo, pero cuando me fijé bien, vi que ese hombre tenía un volante de plástico apoyado en la barra para sujetarse, justo delante de él. Este tipo imitaba todo lo que hacía en auténtico conductor del autobús, incluso interrumpía la conversación cuando algún viajero le hacía una pregunta al conductor para dar la respuesta él. Una de las cosas con las que no pude evitar reírme es que, cuando el autobús frenaba y hacía ese ruido tan característico, este tío hacía el mismo sonido con la boca: "psssssssssss". Incluso tenía un espejo sin marco pegado con cinta adhesiva a la parte de atrás de la cabina del bus. El tío dejaba desconcertado a todo el que subía.

Ini: Antes de contar esta anécdota, quiero dejar bien claro que cuando hablo de una persona con problemas psíquicos y me río, no me río de él sino con él (que es bien diferente). Dicho esto, se montó en el autobús un hombre con lo que yo creo que era esquizofrenia, y que creía ser un político. Así pues, el hombre empezó a dar un meeting en medio del autobús. Hay recalcar que tenía una extraña obsesión por José Rodríguez de la Borbolla (un ex presidente de la Junta de Andalucía) al que nombraba constantemente.

Punto por punto iba tocando temas de diferente índole social y dejó frases para ser enmarcadas como “de pequeño le gustaba ser azotado como un (sin a) cerdita” o “la solución es magnífica: la casita del perro de los gitanos”. Mantuvo las formas hasta el momento final en el que se bajó del bus, despidiéndose de su público con un “y con esto, damos por concluida la cuestión”. Esquizofrénico, puede, pero con mucho arte.

johnotto: Esta va de topicazos. Un día, para ir a la facultad, mi novia y yo nos montamos en el autobús. Lo que primero me llamó la atención, y antes de que abriera la puerta, es que el conductor tenía una melena rubia que le llegaba a media espalda. Una vez que nos subimos nos dimos cuenta de que el tío iba escuchando música, pero tuve que afinar un poco el oído, debido al ruido del motor y del aire acondicionado, para caer en que lo que estaba escuchando era heavy metal. No pude evitar decir para mí: "Evidentemente".

3 comentarios:

  1. Me he reído con todas, pero con la que he flipado ha sido con la del "segundo" conductor de autobús que hacía los sonidos y todo con la boca. ¿Has encontrado alguna explicación a esto? Porque me has quedado con la intriga de saber qué hacía ese tío ahí, jajaja!

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  2. Pues no sé, pero lo que sí parecía es que el conductor real sabía lo que estaba pasando. Creo que este "conductor falso" era alguien con alguna discapacidad mental al que le concedieron el deseo de "conducir" un autobús. Es la única explicación que me encaja en esta historia. Gracias por tu comentario, Alex.

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  3. Estaba yo un día cualquiera en Málaga volviendo a casa en bus tras un "duro" día de facultad cuando (todo hay que decirlo), gracias a dios no muy lejos de casa, el autobus comenzó e echar fuego y humo (fuego lo pongo delante por eso de que así impacta más). El conductor no quería que nadie saliese del autobus hasta que no viniese otro a hacer el relevo y poder traspasar a los viajeros de uno a otro. No sé si os habrá pasado alguna vez, pero la histeria colectiva es algo que se genera en cuestión de segundos, así que en menos de 1 minuto, forzaron la puerta para abrirla y comenzaron a salir. El conductor salió de su habitáculo diciendo que por favor permaneciesen en el autobus unos minutos nada más. No le dio tiempo casi a terminar la frase cuando se llevó una buena galleta por parte de uno de los viajeros. Tanto es así, que el pobre hombre cayó al suelo rápidamente. Pocos, muy pocos, fuimos los que, en lugar de abandonar el autobus, preguntamos al conductor cómo estaba... El conductor nos dijo que estaba bien y ya salimos los 3 que quedábamos... a los 3 minutos mientras iba de camino a casa, llegó el autobus de relevo...

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