
Sin embargo, en España (al menos en Sevilla) eso de que los cines proyecten películas clásicas no es muy frecuente. En muy pocas ocasiones he visto que algún cine de Sevilla exhiba alguna película que no sea las de la cartelera de esa semana. Y la verdad es que es bastante triste, porque estoy seguro de que la gente acogería una iniciativa de este tipo con muchas ganas, siempre y cuando el precio de la entrada sea inferior a las de las películas de cartelera, claro.

Aquí en Athens, el pueblo en el que llevo viviendo desde agosto de 2012 en Estados Unidos, hay solo dos cines y no han sido pocas las veces que he visto carteles en los que se anuncian sesiones especiales de películas clásicas como Regreso al Futuro o Parque Jurásico. Ahora, en el mes previo a Navidad, en uno de estos cines tienen un ciclo especial en el que proyectan una película navideña cada sábado en dos sesiones distintas. ¿Y sabéis cuál es el precio de la entrada? Una lata de comida en conserva para los más necesitados. ¿Os parece poco? Pues además, solo por asistir te regalaban una galleta enorme con forma de copo de nieve. Los americanos pueden tener muchas cosas malas, pero en este tipo de iniciativas no les gana absolutamente nadie.
En cuanto al hecho de revivir una de las películas que marcó mi infancia en el cine tengo que decir que fue algo mágico. Solo en casa forma parte de ese selecto club de películas a las que los años no le sientan mal, para nada. ¿Pero sabéis qué es lo que más me gustó? Ver que los niños que estaban en la sala, que no eran pocos, disfrutaban de la película de la misma forma que yo lo hice de pequeño. Esa sensación fue totalmente impagable.
Me parece una iniciativa muy buena.
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