Abordar cualquier valoración sobre The Leftovers es tremendamente complicada y sencilla al mismo tiempo. Complicada porque es evidente q...

The Leftovers (Season 2): Mí crítica


Abordar cualquier valoración sobre The Leftovers es tremendamente complicada y sencilla al mismo tiempo. Complicada porque es evidente que no es una serie para todos, y sencilla, porque si te dejas llevar por ella, apenas vas a poder encontrarle defectos.

Es cierto, la primera temporada aunque fue brillante tenía alguna que otra cosa que podía mejorar, cuestiones como el ritmo o la gestión de los sucesos, poco más. Era inevitable pensar qué podría pasar si de cara a la segunda temporada pulían estos pequeños aspectos, qué podríamos encontrarnos, si realmente conseguirían hacer un producto sobresaliente. Pues ya ha terminado la segunda temporada y podemos opinar con fundamento: la segunda temporada de The Leftovers es una de las mejores temporadas que se haya creado en la televisión norteamericana.


Pero, ¿qué ingredientes han hecho posible todo esto? Lo primero y más importante, es que ya había una gran base sobre la que construir, pero si a eso le sumamos un inteligentísimo cambio de aires que nos ha dejado ver lo mismo desde otra perspectiva, nuevos puntos de vista, nuevos conflictos, etc., el producto no puede hacer más que subir como si de un bizcocho en el horno se tratase.

Damon Lindelof y Tom Perrotta (recordemos, el autor original del libro en el que se basaron para crear la serie, o al menos su primera temporada) saben perfectamente lo que se hacen, saben el producto que tienen en sus manos y hacia dónde quieren dirigirlo, y ello se transmite en cada uno de los episodios de esta segunda temporada. El público fiel a la serie ha sido recompensado, los que no estaban del todo convencidos han sido afianzados, y la crítica positiva ha sido unánime. Todos estos argumentos han sido más que suficientes para la HBO para, a pesar de que la serie tenga la mitad de la audiencia de la temporada pasada, haya sido renovada por una tercera y última temporada, porque saben el gran producto del que son poseedores, que van a ser solo tres temporadas pero redondas, y que vistas de manera global y con el tiempo, serán justamente valoradas.


Pero adentrémonos en la serie, ¿qué nos hemos encontrado esta temporada? Para empezar, todos nuestros protagonistas se han mudado a Jarden, pueblo rodeado por un parque llamado Miracle, en el que la tragedia del 14 de Octubre (recordemos que desapareció de forma repentina y súbita el 2% de la población mundial) pasó de largo. Ninguno de sus habitantes ascendió, y el resto del mundo no puede evitar mirarlos como el lugar al que hay que peregrinar por obligación.
Con la llegada de nuestros protagonistas a esta nueva localización (ya que ya no tenían nada que hacer en Mapleton) y su unión con los nuevos protagonistas de la zona, surgirán nuevos conflictos interesantes desde el punto de vista sociológico, filosófico, teológico y ético.


Los acontecimientos suceden de forma incesante a diferencia de la calma que se tomaban en la primera temporada (una de las cuestiones más criticadas en su momento) pero lo hacen igualmente con buena letra. El reparto es inmejorable, y al ya habitual, se han unido además nuevos actores que se han movido como pez en el agua en sus personajes, con sus demonios y sus traumas, con sus secretos y sus acciones, y no han hecho más que sumar a la ecuación. Mención especial para Justin Theroux (nominación a mejor actor en los grandes galardones YA) que termina de convertir a su sufridor Kevin Garvey en un personaje inolvidable, y para Christopher Eccleston que vuelve a dejarnos con algunos de los mejores momentos de la temporada gracias a su enternecedor y decidido Padre Matt.


The Leftovers no es una serie fácil de digerir, te incomoda, te revuelve las tripas, es devastadora desde casi cualquiera de los puntos de vista desde los que se aborda, pero necesaria, muy necesaria. Necesaria porque te hace cuestionarte multitud de aspectos, y cuestionarse siempre es sano y constructivo. Cada uno de los personajes está inmerso en su propio y particular viaje iniciático en el cual sigue reinando de manera generalizada el desconcierto, y aunque algunos tardan mucho más que otros en encontrarla, todos acaban vislumbrando su luz al final del camino, aunque esta luz no es siempre la que les gustaría. La ambigüedad sigue siendo una de las principales bazas de la serie y a veces, tendremos que decidir nosotros desde el sofá de nuestra casa, si lo que acabamos de ver está bien o mal. Nosotros decidiremos si es justificable el comportamiento de los Murphy, si están en lo correcto los nuevos culpables remanentes de la mano de Meg, y si los Garvey se merecen los unos a los otros, entre otras cuestiones.


Como podía esperarse de la HBO, desde el punto de vista técnico la serie sigue siendo impecable. La fotografía, la música, la factura de alguna de sus escenas, todo y absolutamente todo en la serie está medido y tratado con mucho mimo, y se agradece cuando vas a dedicarle una hora a cada episodio, y cuando lo comparas con otras series, es inevitable que la mayoría salgan perdiendo.
Por otro lado, y aunque en menor medida, la serie nos sigue dejando momentos absolutamente oníricos y abstractos, postura que llega a su máximo esplendor en el valiente y memorable episodio ocho de la temporada.


The Leftovers sigue siendo la misma serie de siempre, pero mejor. Una serie en la que la explicación de los misterios no es la protagonista, sino el cómo reacciona el mundo a lo que sucedió y cómo deben convivir con ello a diario. Una serie en la que te tienes que olvidar de la meta, y disfrutar del camino.


La temporada vuelve a tener su premisa, nudo y desenlace como ocurrió con la primera temporada, y bien podría terminar como serie con el final que nos hemos encontrado, pero hay que destacar, que aunque cada temporada puede funcionar por separado, en los planes de los creadores está hacer de la última temporada, una que funcione esta vez sí de cierre final global, eso sí, con su toque ambiguo que es la marca de la casa. Dicho todo esto, solo nos queda esperar ver qué nos tienen preparados para la temporada final (de la que ya han dicho que Kevin Garvey Sr. va a tener bastante peso en ella) y confiar en que como mínimo, sea igual de talentosa que esta sobresaliente y terriblemente emocionante segunda temporada, que la ha consolidado como uno de los mejores productos actuales de la parrilla televisiva americana por méritos propios.

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