Hoy recorreremos y analizaremos sin spoilers, la única (por ahora) temporada de Master of None , una de las grandes sorpresas televisiva...

Master of None: Mi crítica


Hoy recorreremos y analizaremos sin spoilers, la única (por ahora) temporada de Master of None, una de las grandes sorpresas televisivas de 2015, que llegó a Netflix sin hacer apenas ruido y terminó por convertirse en una de las comedias más ambiciosas de los últimos años. Y no, no estamos ante uno de esos casos de obras ambiciosas que se quedan en vanas pretensiones, Master of None es ambiciosa, pero humilde, muy humilde.


A través de la particular, pero a la vez anodina, vida de Dev, sus creadores Ansari y Yang nos transmiten sus inquietudes, las de esta generación que nos ha tocado vivir (la de los actuales treintañeros) y lejos de quedarse en un salomónico discurso, huyen del sermón al uso aportando diferentes puntos de vista sobre los temas que deciden plantear. Así pues, observamos los problemas que nos abordan a diario (y otros que consideramos, a menudo, ajenos) desde varias perspectivas que nos dirigen a una conclusión común. Es difícil no estar de acuerdo con lo evidente. A veces nos cuesta verlo, y otras a pesar de verlo, reconocerlo, pero Ansari y Yang se las apañan para que todo fluya de manera orgánica y lleguemos a conclusiones obvias, pues al final por muy especiales que nos creamos, pertenecemos a una generación, y como tal, tenemos claros problemas e inquietudes en común.


En el apartado técnico destacar ese tono, esa fotografía tan distintiva y habitual del cine indie, que intensifica la cotidianeidad que se quiere transmitir y que, en esta era seriéfila repleta de series con fotografías al uso, se agradece bastante. La banda sonora no es destacable, pero cumple bastante bien con su función. Los guiones son sobresalientes y convierten a cada episodio en una pequeña joya, que bien podrían funcionar en solitario como películas, pero que conjugan un todo aún mejor.


En cuanto al reparto, aunque hay algunos secundarios mejores que otros, Dev y Rachel se convierten en los reyes indiscutibles de la serie. La química entre los dos, consigue traspasar la pantalla y te hace partícipe de sus idas y venidas. Su simpatía, naturalidad y carácter los convierte en muy poco tiempo en personajes entrañables. Además, contaremos con un reducido y variopinto plantel de secundarios que son utilizados inteligentemente según la trama lo requiere, y con varios cameos de lujo que harán las delicias de los más exigentes.


Aunque la serie tiene un hilo argumental troncal (muy bien difuminado, todo hay que decirlo), toca un tema diferente en cada episodio, ya depende de tí, con cuál te sientas más identificado. Lo que sí es común en todos es su humor: ácido, anecdótico y sobre todo, crítico, muy crítico. A lo largo de toda la temporada se explorarán temas como el machismo y los micromachismos, el racismo y los estereotipos raciales o el poco valor que le damos a las personas mayores.


En definitiva, la serie te hará reír, involucrarte y en ocasiones, te incomodará positivamente. Nadie lo esperaba, llegó sin avisar, pero Master of None se convierte ipso facto, en una de las obras maestras de la televisión contemporánea. ¿Tendrá más temporadas? Aún no se sabe (pero el éxito de crítica nos hace intuir que así será). ¿Son necesarias? Si son así de buenas, la respuesta es SÍ.

Y recuerda, si aún no tienes Netflix y estás pensando darte de alta para ver Master of None o cualquiera de las otras series de su catálogo, no te olvides de visitar nuestro artículo 8 sugerencias que mejorarían la experiencia Netflix España.

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